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jueves, 16 de enero de 2020

Córdoba, LA MARCHA DEL MARTES DÍA 14 DE ENERO CERRO MURIANO A CÓRDOBA POR LA ZONA MINERA Y LA ALCAIDIA. CERRO MURIANO-VEREDA DE LAS PEDROCHEÑAS- CERRO DE LA COJA-LA PIEDRA HORADADA-VEREDA DE LOS PAÑEROS-VÍA PECUARIA -VEREDA DE LA ALCAIDIA -LA CAMPIÑUELA-PUENTE DE LOS PICONEROS-LAGO AZUL -BARRIO DE FÁTIMA - AVENIDA DEL CARLOS III-EL VIAL NORTE-KILÓMETROS 23

 

SENDERISTAS.-
Avrelivs-J. Ruiz
M. Ponferrada

2º Grupo Los Parsimoniosos
Manuel Borrego 
Miguel Rodríguez.
Juan Vargas González  
José Obregón
Guillermo, Pedro Pareja
J. Gañan


El pasado sábado día 11 acordamos los componentes del Grupo de Los Épicos desplazarnos hoy martes día 14  en el Bus de las 7,45 h. a Cerro Muriano y desde  esta bajar hacia  la zona de las minas  y hacer la ruta andante hasta Córdoba  a través de La Alcaidia,  ya hacía bastante tiempo de no haber caminado a través de esta ruta, posiblemente por  su dureza hasta el extremo de haberla casi olvidado.


Llegó el día y la hora  de salir e  ir en busca de la parada del Bus cuando el reloj luminoso de la estación del ADIF o de la RENFE para quien lo prefiera  marcaba las puntuales 7,30 h, por allí también caminaba pero con distinto destino  los amigos Manuel Borrego y Miguel Rodríguez.


Llegó la hora de salida   del Bus  y se puso en movimiento con sus traqueteos y bamboleos para detenerse en la parada de Colón, allí  subió Guillermo Medina y Pedro Pareja,  posteriormente  en la siguiente parada que solemos llamar de Pepe el Gordo lo hicieron Manuel Ponferrada y Juan Ruiz, completando el grupo de los tres épicos  que íbamos a Cerro Muriano y a la Alcaidia, también subió con distinto destino Juan Gañán.
   

A la llegada a Cerro Muriano en torno a las 8,20 h.   vimos aparecer por allí a Juan Vargas González y a José Obregón para completar el grupo de seis caminantes del Grupo de Los Parsimoniosos, ellos  iban a El Vacar-Villaharta  en el microbús para  bajar andando a Cerro Muriano.
Bar Casa Bruno.
La antigua estación de Cerro Muriano..
A las 8,25 h. comenzamos  la marcha andariega para  entrar en aquello que en otros tiempos fuera estación ferroviaria  de la que solo queda el recuerdo  del edificio en  estado medio ruinoso, ahora todo este inservible tramo de  vía desde Mirabueno está en espera por si algún organismo  estima y  decide  convertirlo  en Ruta Verde.


Cruzamos la población para ir caminando a través del camino de Los Pañeros e ir descendiendo  a través del llamado  Cerro de La Coja hacía las ruinas de aquel antiquísimo y  gran complejo minero.


Durante esta bajada pronto se dejaría ver la célebre Piedra Horadada  como el símbolo más emblemático   de esta población minera, se trata de  una formación rocosa de cuarzo con restos de minerales  de cobre.
La Piedra Horadada
Antiguos lavaderos del mineral.


Por estos lares todavía se aprecian las tolvas de descarga  del mineral y los lavaderos de los mismos, hay algún cartel informativo bastante deteriorado por la acción del tiempo indicando  que aquí  también estuvieron  las firmas británicas COOPER COMPANY explotando estas minas.
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Las gachas negras.


Las Minas.


Existen  verdaderas montañas de milenarias y negras escorias y materiales de desecho procedentes de las fundiciones  que en otros tiempos  fueron coloquialmente llamados las “gachas negras”.



Por el este ya asomaba el disco solar con mucha fuerza esto es una belleza de la que solo pueden  disfrutar los madrugadores - especialmente aquellos que les gusta gozar de la  pura naturaleza.

Ahí está Juan Ruiz y Ponferrada junto a la canela.

Una vez abajo vinimos a entrar hacia terrenos con cierta humedad y presencia de juncos y carrizos, una muy nueva  cancela metálica  abierta permite el paso hacia un largo sendero que discurre  estrecho  en sus inicios junto a un arroyo  que al parecer se llama de   la Minilla,  está cubierto totalmente por una  extensa vegetación pudiendo escuchar el rumor de sus aguas,  

Supuesto Sexto Mario.



Durante esta larga marcha de todo se habla  hoy  tocó sacar a la palestra  a Sextus Marius  que en siglo I vino a Córdoba con sus legiones  nombrado como Pretor para someter a los lusitanos que estaban guerreando contra los romanos,  se  ve  que sentía algo especial por las minas,tanto que llegó a convertirse  en el dueño y señor de todo este sector minero que estamos pisando.





 siempre  se llamó la Cordillera Marianica 
en clara alusión a este hombre.




 Compró las montañas mineras  de oro, plata y cobre y como es lógico   tomaron el nombre del propietario, de modo que lo que hoy conocemos con el nombre de  Cerro Muriano fue el suyo propio, así mismo toda la cordillera andaluza conocida por Sierra Morena, en aquella época se llamó "Mons Marianis".

Tanto enriquecieron al Pretor  la explotación de estas
minas  que el dichoso  Emperador del Imperio por aquellos años llamado  Tiberio le tomó  envidia,  no muy contento le depuso de su cargo acusándolo  de incesto con su hija adoptiva,  falta que  estaba castigada severamente por las leyes de aquellos años,  le confiscó sus bienes  para quedarselos para sí y le hizo  quitarse la vida  obligándole a  arrojarse desde la romana  roca Tarpeya, en aquellos lejanos tiempos eran  así las cosas.   


Continuemos con la marcha de hoy  al llegar al desvío sin señalizar donde se bifurcan los caminos en dos direcciones  tomamos la vereda  de la derecha  siendo la que conduce a la Alcaidia y  hacía esta nos desviamos pudiendo  reconocer las marcas que dejamos  hace ya algunos  años en el suelo mediante amojonamiento de piedras, también   en una  encina, luego  a no mucha distancia surge otro desvío bastante  más difícil de interpretar pero  el GPS de Juan Ruiz y  el paisaje mantienen en la retina el recuerdo de otras veces haciendo posible evitar el error o extravío.



Durante esta caminata son muchas las veces  que se repiten las subidas y bajadas imponiendo esfuerzo y castigo a las piernas incluso la señalizada Vía Pecuaria, esta tiene un piso de constante  piedra suelta de canto rodado que viene a ser un martirio para los pies.
  





Por fin acaba esta en una zona donde los toros y vacas pacen con  tranquilo placer, allí  abundan las esparragueras  por todos sitios, algo más adelante surgió la última cuesta  que nos conduciría al lugar llamado  la Alcaidia.


Ahora  mucho me gustaría saber el origen de este curioso nombre que por su etimología debe referirse al lugar donde algún   alcalde o alcaide desempeñaba su cargo, lo que no sabemos es a la población  que representaba,  aquí nos detuvimos  en torno a las 10,30 h. para tomar el refrigerio.
                                                      


                  

Este lugar está  lleno de ruinas por todas partes pero hay alguno a quien le gusta echar un vistazo a estas cosas ya que  tiene afición  a la arqueología desde niño, pero en aquellos tiempos no andaban las cosas para remilgos y trastos viejos,  allí hay una mecánica noria vieja, una tosca pila de lavar, un muy antiguo horno y dos pozos, luego  presidiendo la entrada hacía  aquel  destartalado y ruinoso caserón hay unas descuidadas y desmochadas  palmeras que perdieron su encanto al haber sido afectadas por el devastador picudo.





Todo aquel conjunto de ruinas  me hizo pasar como un relámpago por la mente  aquel poema de  Don Francisco de Quevedo que comenzaba diciendo: Miré los muros de  la patria mía, si un tiempo fuertes de la carrera de la edad, ahora ya cansados por quien caduca su valentía, salí al campo y vi que el sol bebía de los arroyos de hielo desatados y del monte quejosos los ganados que con sus sombras hurtó la luz del día.



Llegó el momento de reanudar el camino y abandonamos el ruinoso lugar para ir descendiendo a través de su pedregosa  vereda que  toma el mismo nombre del sitio de aquel caserón  para ir abriendo y cerrando cancelas pudiendo escuchar unos atronadores disparos de escopeta que más parecería proceder de un antiguo trabuco  de algún cazador.




En el transcurso de este tramo y a través  de los tiempos fue la antigua y romana calzada llamada  Vía Augusta que enlazaba la  Córdoba romana capital de la Bética  y la Castulonensis (Linares), por estos lares son frecuentes las dehesas de ganado bovino es decir de  toros y vacas  que con indiferencia miran  el paso de los caminantes pero alguien dijo con sorna  “preparad los capotes por si acaso hay que utilizarlos”

Los ciclistas abundan   poniendo la nota de colorido en el paisaje,  algún conocido de otras veces nos saludó con simpatía  al paso llamando  a alguno por su nombre propio,   pero dado su indumentaria, casco y gafas y la velocidad de la bici  no permitió su identificación.




En nuestro caminar hacia la ciudad califal pasamos junto al llamado  Puente de Los Piconeros y el Lago Azul pero sin entrar en ellos por la pérdida de tiempo que suponía cuando en la lejanía  ya se divisaba la  presencia de la Universidad Laboral.


A buen y acelerado paso entramos de lleno en la zona de la llamada Campiñuela donde hay sembradíos de multitud de verdes olivos  de intensa producción, también vienen a ser frecuentes  los charcos profundos que denotan ser  terreno  bastante arcillosos y eso que casi no llueve,  no obstante las botas  chirucas de  goretex evitan las mojaduras en los pies.


A través ruta del Camino Mozárabe de Santiago proseguimos hacia el camino de regreso donde pudimos ver y  escuchar una y otra vez los rugidos del tren AVE  y  el tran, tran del tren de cercanías Córdoba-Alcolea, aquí   ya  me iba dando   las quejas el puto espolón llamado Calcáneo del pie izquierdo,  a este no hay quien lo arregle salvo el llamado Ibuprofeno pero dicen que no es bueno porque sube la tensión arterial.


A las 13,20 h. finalizó la caminata en el Paseo La Libertad apodado del Colesterol, con  23 km. metidos entre pecho y espalda, hubo encuentro con el amigo Antonio Espejo López  en la terraza del Bar llamado  La Dehesa de Santa María; el amigo Antonio  Espejo, permanece  en Córdoba dada la enfermedad de un familiar  ingresado en el Hospital, de momento no estará operativo hasta  casi final de este  mes,  entre charla y palique  le quitamos la espuma a una rubia cerveza y pronto  a casa que el sudor producido durante una marcha de más de cinco horas ya pedía con urgencia una ducha.   

                                                        

                ¡¡¡HASTA OTRO DÍA!!!

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