martes, 13 de noviembre de 2018

CORDOBA, SÁBADO DÍA 10 DE NOVIEMBRE DE 2018 - RUTA DE LOS SANTUARIOS CON EL BANCO DE ALIMENTOS MEDINA AZAHARA

MARCHA SENDERISTA CLUB VERTICALIA EN

COLABORACIÓN  CON  EL BANCO DE ALIMENTOS MEDINA AZAHARA
                                                                    
LUGAR DE SALIDA.- 
Rotonda Rosa de Siria (Barrio del Naranjo)

HORA PREVISTA.-8 h.-

PARTICIPANTES INSCRITOS.-80
PARTICIPANTES EFECTIVOS.-65

PARTICIPANTES GRUPO DE SENDERISMO RAÍLES.- 
Aurelivs - Felix
J. Ruiz - A. Espejo.

RUTA REALIZADA:

CAMINO CASTILLO MAIMÓN-LA PALOMERA ALTA Y BAJA-TERRENOS DE LA VIÑUELA-MIRADOR DE SAN JOSÉ -NIDO DEL ÁGUILA-SANTUARIO DE SANTO DOMINGO-CUESTA DE CEMENTO-HUERTA DE JESÚS MARÍA Y JOSÉ-SENDERO ARROYO BARRIONUEVO-RUINAS CORTIJO DE LA VENTILLA-ASCENSO A LAS MESETAS BLANCAS-DESCENSO HACIA EL BARRANCO DE LOS PRADILLOS-SENDERO DEL ARROYO PEDROCHES-TERRENOS DEL ORIVE BAJO-BROCAL DEL POZO- LA TRINIDAD-SENDERO DE LA PALOMERA- FIN DE ETAPA Y PEROL DE CONVIVENCIA  EN EL CORTIJO DE  LAS SOLEDADES JUNTO AL DE VILLA JULIANA- KMS. 18.


    A las 8,20 h. da comienzo  la salida del numeroso grupo de trotacaminos de la Rotonda Rosa de Siria donde  algunos salieron  con tal velocidad  y fuerza que parecía iban a batir algún récord o  cual se tratara  de alguna carrera pedestre, tomamos el camino hacía el Castillo del Maimón para luego después descender por una empingorotada y pedregosa  cuesta que nos conduciría al sendero del Arroyo de la Palomera Baja  y su piramidal fuente, momento este  cambiamos el rumbo para ir caminando en subida continua entre encinas y olivares   a través del Sendero de la Palomera Alta con  dirección a terrenos de la Viñuela y al Mirador de San José.


Por aquellos lugares apareció un joven y gracioso burrito que se ve en la foto siendo la atracción de todo el grupo de  caminantes.  

Pronto se abandonarían estos feudos caminando en ascendente pero suave marcha hacía distintas direcciones  desde donde enlazamos con el sendero SL-A 92 de Las Salesas, aquí proseguiríamos a buen paso hasta el Mirador de San José donde hubo breve detención para  agrupación de los caminantes.


Una vez agrupados se reanuda el camino para ir en busca del Nido del Águila y del Bosque Encantado, esta estrecha vereda   nos llevaría al lugar que los del Grupo de Senderismo  Raíles  le solemos llamar con razón o sin ella el  Olivar del Tío Maromo,  y este adelante hacía el Cortijo “El Paraíso”  y las Nuevas Urbanizaciones de Santo Domingo,  lugar este  donde hace algunos años  una vez el amigo Juan Serna fue el primero en encontrar una escopeta de caza oculta entre la vegetación.  

Algo más adelante  ya pudimos ir dando vista en todo lo alto de una loma  a la Ermita de  la  Magdalena   y la de San Álvaro, y  un esfuerzo más para subir  unos empinados  repechos hasta llegar a la explanada Santuario de Santo Domingo a las 9,40 h.
Allí se encontraba estacionada la furgoneta  del Banco de Alimentos Medina Azahara para repartir entre los caminantes el avituallamiento consistente en  fruta, agua y refrescos.




Una vez realizado el reparto  realizamos la visita a la capilla del  Santuario donde  nos esperaba el dominico Padre José Antonio Segovia, este nos explicaría con minucioso detalle toda la historia de este Santuario de Escala Coeli  y de su fundador  San Álvaro de Córdoba, también de todos aquellos  entornos que  rodean al  santuario  cuyos orígenes se remontan al año 1427.



Finalizado el acto, el fraile  dominico  agradeció nuestra visita y progresivament fuimos saliendo para continuar con la prevista marcha, también llegaría  el momento de descender a través de la Cuesta de Cemento.



Al llegar a la zona de abajo  de esta cuesta  se bifurcan los caminos en tres direcciones, es decir a la derecha hacia las Caballerizas y alternativamente hacía la  Cueva o Ermita de  San Álvaro, a lado izquierdo hacía la Cuesta de Cabriñana o del 14% aquí nos desviamos hacía  la huerta de Jesús María y José, lugar este donde  proseguimos en compañía del agradable murmullo rumoroso del arroyo Barrionuevo.
                                                         



Tras las lluvias de estos días ya bajaban los arroyitos felices  y contentos donde  al arroyo  Barrionuevo se le unirían  las aguas del  llamado arroyo  de Las Porras, también algo más abajo el de la Ventilla, ambos hubimos de cruzar mojando las botas  y poniendo en valor la eficacia del  goretex.                                                       
Desde aquí comenzó  la ascendente marcha en principio hacia las ruinas del Cortijo de la Ventilla, luego su no menos  pronunciada bajada que culmina casi en un llano lugar este  desde donde comenzaríamos la subida a las célebres Mesetas Blancas  culminada  a las 11,30 h.



En aquel lugar sin duda alguna las vistas que se ofrecen son espectaculares, ahora en este tiempo  la nueva hierba verdea que es una hermosura y las máquinas de fotos se disparan una y otra vez hacia los cuatro punto cardinales.    



A la voz del rutero Sr. Padilla, comenzamos el descenso por la cara norte  dando vista a  las antenas de radio televisión y  la antigua estación de ferrocarril de  Los Pradillos, al fondo el                                      profundo barranco donde discurren las aguas del arroyo Pedroches.
    
Durante la larga  bajada no hay otro remedio que extremar   la prudencia bajando despacio, este lugar es muy susceptible de resbalones y caídas requiriendo para mayor seguridad  llevar calzado sin desgastes en las suelas ni en tacones,  a pesar de ello hay quien lo hace  como los gatos monteses dando saltos de roca en roca  revisando al paso las esparragueras.


Una vez abajo cruzamos cada cual como pudo las aguas del arroyo Pedroches y esperamos largo rato al resto de la expedición para concretar   el lugar de la continuación ya que existen diversas alternativas, una vez aclarado el lugar de continuidad seguimos  adelante a través del  conocido sendero del Arroyo Pedroches, 



En algunos lugares las rocas graníticas en medio de la muy estrecha vereda  mucho dificultan el paso, ahora caminamos entre dos montañas viendo al fondo el discurrir del Pedroches, lo más destacable por aquí son  sus  pozas de agua remansada donde reposan las ranas  tomando el sol, alguno ahí abajo hace ya algunos años se dio un baño con las mismas ropas que Adán vino al mundo del insoportable calor que tuvo que soportar caminando por este mismo lugar.


Tras caminar largo rato  por aquellos solitarios parajes va cambiando el paisaje cuando  por fin finalizan  los salientes graníticos en medio del sendero,  este ya va resultando cada vez   más benevolente y menos agresivo, en algunos sitios aparecen las huellas indelebles de tiempos pasados de vida agropecuaria.


Todavía quedan algunos que otros brocales de pozo y antiguas canaletas de conducción de agua que dan testimonio de ello, más arriba existen  las ruinas del viejo cortijo Valero.


Algo después de  llegar a los cinco grandes  eucaliptos  entre junqueras y adelfas  hubo que cruzar a la margen opuesta hasta donde las aguas de los arroyos de Santo Domingo  y Pedroches se unen casi debajo del  gigantón Puente de Hierro.


Allí hubo larga espera al resto de  aquella expedición para  asistir al perol que tenía lugar en las cercanías del cortijo llamado Villa Juliana, cerca de la antigua estación de Mirabueno junto al puente de Hierro, y allá que fuimos a parar, a resultas fue algo más allá siendo en el cortijo llamado Las Soledades.


Ya nos esperaba un enorme arroz que resultó delicioso, nos pusimos en cola como en los cuarteles cuando salen de campaña mientras tanto el ranchero o racionero  por definirlo de algún modo, en este caso ranchera fue repartiendo en los platos y   comimos de pie como mandan los cánones.


No sobró arroz ni para el perro del hortelano que por allí apareció, este nos miraba con cara de sorpresa y de extrañeza, le echamos algún trozo de pan y le hizo asco, alguno le dijo tú no tienes mucha hambre muchacho.

                    
Llegó el momento del postre y del zumo en vez del café también  de abandonar el lugar donde al salir  por las puertas vi  un vetusto rótulo indicando llamarse aquella finca LAS SOLEDADES,  de inmediato me vino a  la cabeza que en ella sería donde D. Luis de Góngora y Argote entre los siglos entrelazados XVI y XVII  pasaría largas temporadas y donde posiblemente sus paisajes le inspiraron al dramaturgo del siglo de oro   en  escribir sus Soledades y la Fábula de Polifemo y la Galatea.                                                     

                       
                                                             

              ¡¡¡HASTA OTRA OCASIÓN!!!    

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