(Senderistas 5) dos de ellos en ruta parcial. A la hora establecida en el horario de verano 7,30 h. tres caminantes tempraneros encaminaron sus pasos hacia el Barrio del Naranjo, durante el camino apareció el madrugador Roberto Álvarez y se unió como acompañante en escaso recorrido, ya que aprovechando una de las bajadas del Circuito de Las Asomadillas emprendió una fugaz marcha a trote atlético, tal vez para rebajar la glucosa y el colesterol o para mantener en buen estado su forma física; tras andar largo trecho y antes de entrar entre añosos olivos de la huerta de La Viñuela, allá por los feudos de La Alta Palomera, dimos alcance a Joaquín acompañado de su perro, quienes serían nuestros guías caminantes por aquellos solitarios parajes en dirección al ruinoso Cortijo de Los Velascos, la diversidad de senderos pueden crear la confusión y no llegar con la prontitud deseada al lugar, más con Joaquín resulta imposible errores direccionales, al menos por estos entornos; este hombre conoce aquellos solitarios y perdidos parajes tal como si su casa fuera, nos habló que en este tiempo no le agrada dejar al perro suelto ya que la serpiente víbora suele abundar al frescor de la arboleda junto a un arroyuelo que baja de Los Villares, el animal que de estas cosas no entiende suele atacar sin saber a los peligros que se enfrenta.
Con este comentario se nos pusieron los vellos como escarpias, seguimos adelante sorteando las ruinas de un cortijo para después penetrar por el enorme bosque de viejos pinos que, nos protegen de los rayos solares haciendo las delicias del paseo matutino.
Llegamos al famoso arroyo Santo Domingo el que cruzamos, en este tiempo va seco sin gota de agua, salimos al VEREDÓN como algunos le llaman e hicimos nuestra ya clásica PARADA Y FRUTA, allí nos despedimos de Joaquín quien tomó dirección Cortijo Los Velascos, nosotros tomamos un sendero en sentido ascendente que progresivamente se iba haciendo más empinado entre jaras pringosas y centenarios encinares; tras alcanzar la máxima altura se puso a nuestra vista la altiplanicie de Mesas Blancas, después y abajo las ruinas del Cortijo La Viñuela, descendimos por las canteras para tomar la pista o veredón que nos condujo nuevamente al arroyo y regresar por la misma ruta que a la entrada, para despedirnos en la Avenida del Brillante hasta el próximo sábado, pretendiendo hacer el mismo camino ya que algunos de este grupo de caminantes o senderistas desconocen este nuevo itinerario propio para el verano.
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