Cronista: Aurelio--Blog: Juan
A la hora de maitines y sin que este grupo de andarines sea conventual en modo alguno, ya se hallaban en disposición de marcha los andarines en horario de invierno, es decir a las 8 h.
No faltó quien con sorpresa dijera de esperar a esos cinco minutos de cortesía por si algún retrasado se incorporaba a la marcha, no fue así, ya que estos cinco minutos de espera en relación a la hora prevista habían sido suprimidos por indicación mayoritaria en su día del grupo, y así si hizo constar en el Blog, ello no quiere decir que se retome nuevamente la norma anterior, todo es cuestión de la determinación que adopten los juveniles caminantes.
Hoy se incorporaba José Romero Poyato, tras haber sido repuesto felizmente de la operación que todos sabemos, largo veraneo fue el suyo, anualmente oscila en torno a los tres meses en el Puerto de Santa María, ha regresado algo más flaco, sin tener el rodaje hecho, cosa normal a pesar de no descuidar el diario entrenamiento, ahora bien no es lo mismo caminar un par de horas por la tierna arena de la playa que por los pedregosos senderos de montaña, ahora progresivamente irá adaptándose nuevamente a los senderos de siempre.
La ruta de hoy no estaba prevista en esa especie de calendario establecido, circunstancia que obliga en cierta medida a hacer propuestas, normalmente cuando hay disparidad de criterios siempre se adopta la solución salomónica de “VAMOS A LAS ERMITAS Y BAJAMOS POR LAS PILETILLAS” ello nunca falla, hoy en virtud de la incorporación de Pepe Romero todavía sin el rodaje se hizo la propuesta de caminar por senderos llanos y suaves, en cierta medida desconocidos para él como el de La Viñuela.
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Le enseñamos las joyas arqueológicas de este sendero, vayan de ejemplo la metálica y vieja noria digna para su exposición en un museo, el caserón del cortijo derruido y su gigantesco eucalipto, la alberca semiderruida, el mirador del Pozo, el merendero con sus bancos y la higuera, continuamos por llanura del tupido bosque de gigantescos pinos que tantas veces hemos narrado donde suelen anidar en su época aves de considerable envergadura, por fin llegamos al arroyo de Santo Domingo el que atravesamos llegando al Veredón o Pista aquí le eran súper conocidos estos terrenos; el lugar de costumbre al caminar por esta ruta hicimos LA PARADA Y FRUTA, aunque otros ya lo hicieron con anterioridad, igualmente se dividió el grupo, unos optando caminar por las cumbres mientras otros lo hicieron por el llano, quedando en reagruparnos nuevamente frente a la Cueva de San Álvaro, cercano a la laguna que se suele formar en época de lluvias y próximos a la caballerizas.
A la bajada bastante quebrada recordéel célebre pasaje del Quijote donde
“Otra vez me mandó que me precipitase y sumiese en la sima de Cabra, peligro inaudito y temeroso y que le trajese particular relación de lo que en aquella oscura profundidad se encierra.” Cosas mías son estas recordando que el pasado día 30 de septiembre comenzó la lectura del Quijote en Madrid conmemorando el IV centenario de su publicación, la RAE leyó el primer fragmento.
Una vez reagrupados comenzamos el itinerario de regreso cuando nos encontramos a un senderista cargado con un enorme mochilón e indumentaria típica de senderista de élite, el amigo Rafael Jiménez pronto entró en conversación con el hombre, a resultas había realizado el Camino de Santiago más de diez veces por distintas rutas, persona amable esta, de amena y fácil conversación, le preguntamos cuales eran los motivos de llevar el enorme macuto propio para caminar grandes distancias, no le faltaron argumentos para darnos toda una lección a este respecto, así como el tipo de calzado adecuado al menos por el a utilizar, calcetines, ropa de abrigo y un largo etc. en cuanto a los alimentos igualmente facilitó todo un recital de frugalidad y parquedad en el comer, desconociendo el sabor de los productos del cerdo y mucho menos del vino, (joder dijo alguno esa forma es propia de quienes andan mal contentos con la vida porque les tienen prohibido el cerdo y el vino, pero esto lo dijo Juan Eslava Galán, en su novela El comedido hidalgo)
nosotros callamos y seguimos hasta llegar a la dificultosa bajada que permite desde el Veredón o Pista hacia el sendero del arroyo Santo Domingo una vez terminado este cruzamos el arroyo de La Palomera y poco más adelante Carlos el Caminante tomó dirección de subida hacia lo que fue la estación ferroviaria de Mirabueno, diciendo que poco más adelante nos volveríamos a encontrar, al pasar por el Castillo Maimón había una panda de amiguetes jugando a un juego que nunca lo habíamos visto, tampoco conocemos su denominación se concentraban en cuadrilla de ocho en batería portando unos modernos tirachinas con los correspondientes blancos o dianas, y como parapeto un trozo de la vieja muralla del castillo Maimón al objeto que los dardos compuestos de canicas no traspasasen esa línea frontal pudiendo ser recuperados con facilidad.Ya para finalizar nos volvimos a encontrar a Carlos cargado con su mochila en la Avenida de los Almogávares, diciendo que iba a comprar fruta, nosotros finalizamos en Casa Paco donde se presentó Juan Ruiz Lopera, proponiendo para el próximo martes día 5 hacer una nueva ruta desconocida, unos 20 kilómetros Córdoba-Cerro Muriano a través de La Alcaidía, alguno que otro dio la conformidad quedando en salir a las 7,30 h. de la Avenida de Carlos III, esquina frente a los Jardines de Chinales.
Aquellos que nos reunamos iremos dispuestos a no perder el autocar de línea que tiene prevista la salida a las 13 h.
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