La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y la tan anunciada y temida Borrasca con ese nombre tan singular de “Emma” así como las recomendaciones de la Dirección General de Tráfico a causa de la que nos viene cayendo del cielo en forma de lluvia y de nieve hayan podido influir lo suficiente como para que los jóvenes de espíritu de este Grupo de Senderismo llamado Raíles decidieran quedar enroscados una vez más al dulce calor de las mantas.
Cuando llegó la hora prevista de salida y algunos minutos de propina por si alguien pudiera llegar volví a salir en solitario acompañado de un fuerte ventarrón y un cielo en constante amenaza de lluvia obligando desde un principio a ir bastante pertrechado de ropa de agua y abrigo, ni aún así fue lo suficiente como para impedir llegar calado de agua hasta las mismísimas trancas y a pique de pillar una pulmonía -suele decir el refrán que palos con gusto no duelen.
Hoy al caminar en solitario decidí hacerle una visita al Mirador del Parque de La Asomadilla, solo lo había visto desde lejos y al paso, sin haberme nunca tomado la molestia de subir hacia aquel bonito lugar donde las vistas de la ciudad son espectaculares y hacía él la emprendí aun sabiendo que hoy no sería el día más apropiado para hacerle la visita.
La subida se hizo con cierta dificultad por el fuerte vendaval que por aquellas laderas corría, una vez alcanzado el lugar de máxima altura donde se encuentra el mirador empezó a llover intensamente y con mucha fuerza pero aún así me fue posible hacer alguna que otra foto, desde allá arriba mucho me llamó la atención el cartelito que indica llamarse este Mirador con el nombre de MARÍA JOSÉ MOROS MOLINA.
No tenía ni idea de quién podía tratarse, lo dejé para posterior consulta al llegar a casa con GOOGLE, el que ahora me indica tratarse de una persona bastante querida por la ciudadanía cordobesa ya fallecida; fue Concejal en el Ayuntamiento con responsabilidades municipales, docentes, en el IAJ y en los Boys Scouts así como en otras diversas facetas; en palabras de nuestra actual alcaldesa fue un ser humano excepcional, una mujer irrepetible y una servidora pública ejemplar.
Una vez ya abajo pensé que a pesar del mal tiempo con esas trombas de agua debería hacerle una visita a la zona de los arroyos que con cierta razón los de este grupo solemos llamar la Ruta de Los Arroyos ya que casi coincide la entrada hacia el Pedroches y el Santo Domingo y hacía allá que enderecé el rumbo para entrar hacia el Barrio del Naranjo y el Castillo Maimón – posteriormente fui bajando hacía la Piramidal Fuente de La Palomera salvando charcos y continuación hacia el Puente de Hierro el que luego aparecía entre la alta e intensa vegetación asomándose como un gigantón desde su altura
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Llegó el momento de proseguir a través del Sendero Arroyo Pedroches donde también caminaba una fémina senderista acompañada por una perrita color canela, tras los correspondientes saludos y los buenos días rápidamente pude deducir por su acento acusadamente británico ser extranjera; efectivamente así sería tras alguna que otra breve conversación relacionada con aquellos entornos, dijo pertenecer a la Academia Británica de Córdoba donde trabaja como profesora, su nombre es Úrsula, esta casada y tiene dos hijas, su marido igualmente trabaja en el mismo sitio de profesor de lengua inglesa.
Poca luz había en aquel lugar y lloviendo a chorros señora Ursula . |
Ya todo el camino lo haríamos conjuntamente llegando al lugar que los de este grupo solemos llamar como Las Piedras, hoy con tanta lluvia las aguas de los arroyos Barrionuevo y La Ventilla bajaban con fragor de trueno, yo ya me lo suponía y por ello fui al lugar para no perderme el espectáculo que ofrecen las aguas de estos dos arroyos al estrellarse contra las piedras durante esta época de lluvias, el resto del año salvo excepciones suelen estar sus cauces secos.
En palabras de don Francisco Carrasco en su libro Arroyos de Córdoba nos dice: El Barrionuevo tiene su nacimiento por debajo del Km. 9 de la carretera de Los Villares, recogiendo aguas de varias vertientes; llega al cortijo de este nombre que está en ruinas y lo pasa por la derecha cruzando el llano desprovisto de árboles, lo que denuncia que en otros tiempos estuvo labrado y en producción.
Llega al pie de la Mesa Blanca o del Sol, por su cara oeste donde se le une el de la Ventilla que nace también al sur del caserío de los Villares y viene por la cara este de esta Meseta del Sol.
Donde se juntan estos dos arroyos hay unas rocas que detienen la corriente, formando muy bellas cataratas en tiempo de alto caudal, donde crece el musgo y trepan macizos de ombligo de Venus. Algo más abajo se les unirá el arroyo Pedroches que les entra por la izquierda junto a la casa del Oribe.
Visto el discurrir de las aguas de estos dos arroyos que posteriormente son recogidas por el arroyo Pedroches como queda dicho dimos media vuelta y en marcha nuevamente hacia el punto de origen pudiendo ver otro espectaculo ofrecido, esta vez por un inmenso rebaño de ovejas que parecían avanzar afanosamente tal como un ejercito por la montaña pero dirigido por el pastor y su perro de raza mastín de blanco pelaje y más salido que el pico de una plancha que al advertir la presencia de la perrita llamada Violeta, no tardó ni un segundo en estar al acecho y acercase a Violeta; el pastor que se dio cuenta del detalle lo llamó con su ronca voz y el perro obedeció tal como el soldado al sargento volviendo con rapidez a la cabeza de aquel rebaño.
Tras desandar lo ya andando y bajo una torrencial lluvia que nos llegó a calar hasta los mismísimos huesos fuimos dejando a tras terrenos de la Trinidad y la fuente de la Cueva, poco más adelante y ante las escorrentías producidas por el agua de lluvia haciendo el efecto de lavadora sobre el terreno, Ursula recogió del suelo una piedra fosilizada, era ni más ni menos que un milenario amonites en perfecto estado.
Ya en terrenos de la Palomera apareció por aquel lugar la maratoniana Maria, también iba a ver la catarata, nos preguntó cuanto podía tardar en llegar y la respuesta estaba muy clara eso solo dependía de la velocidad que quisiera impulsar a sus piernas de rápida y dinámica zancada ganadora de varias maratones.
Cruzamos el carril que conduce al Castillo Maimon hasta llegar al Barrio del Naranjo y el Gimnasio de aquel lugar donde se despidió la sorpresa de hoy en la persona de la británica profesora Ursula y su perrita Violeta, nos dimos la mano en señal de saludo y hasta otra si es que alguna vez nos volvemos a ver por estos andurriales de andantes correcaminos.
Volvió a llover con tal intensidad que yo no hice ni caso al estar calado de arriba hasta abajo, ya no quise guarecerme al abrigo de los muchos lugares existentes en el Barrio del Naranjo, siendo lo más conveniente llegar cuanto antes a casa darme una buena ducha y también cambiarme de arriba abajo de ropa.
¡¡¡HASTA OTRA!!!
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