ASISTENTES.-
Antonio Corpas González
Antonio Espejo
López
Antonio Rodríguez Jiménez
Antonio Lorente
Aurelio Martínez
Navarro
Enrique Aguilar Salmoral
Félix García Carrasco
Guillermo Medina Gómez
José Fernández Caballero
Juan Gañán Bejarano
Juan Pastor
Ayllón
Juan Ruiz Lopera
Juan Serna Jimenez
Manuel Borrego Centella
Miguel
Rodríguez Martín
Pedro Luque Jiménez
Pedro Pareja Sanchez
Rafael Abalos de la
Haba
Rafael Jiménez Luque.
El pasado sábado día 08 de Abril se
concertó en la reunión del conciliábulo en Casa de Paco Pon, hacer para hoy día
20 un Perol de Garbanzos y Habichuelas en el Parque Periurbano de Los Villares
al estilo Juan Gañán Bejarano.
Por distintos medios nos desplazamos a Los
Villares con alto nivel participativo de asistentes si bien echamos de menos al
Prior Pepe Romero Poyato, al encontrarse en estado de recuperación tras leve
enfermedad.
Nos amaneció la mañana algo fría y con
cierto aire molesto allá en lo alto de la sierra, pero con un cielo luminoso y
un esplendido sol del que a primera horas de la apetecía estar a la recacha de
los rayos solares.
En el coche de Félix se subió toda intendencia y los comestibles al lugar de costumbre para seguidamente encender
la candela y hacer los preparativos a fin de ir asando algunos que otros kgs. panceta, los chorizos y las morcillas, igualmente unos cogollos de lechugas para
el primer envite, luego también se prepararían buenos
platos de queso, mientras
tanto el amigo Juan Gañán Bejarano tras haber tenido a remojo las legumbres,
tres kgs de garbanzos y uno de habichuelas puso todo aquel conglomerado en una
enorme olla para ir agregándole los ingredientes a su particular estilo y
gusto.
Cuando fue acudiendo el grueso del
personal a partir de las 11 h. ya estaban las bandejas preparadas con la
panceta, chorizos y morcilla para ir haciendo boca, las cervezas metidas en un
barril con hielo y las otras bebidas a disposición de su uso a gusto de cada
uno.
La olla era de extraordinarias dimensione que a jurar por su capacidad más de uno llegó a pensar ser más propia para darle de comer a un regimiento que a las veinte personas que allí estábamos, pero la realidad fue muy distinta increíblemente no sobró absolutamente nada ante tanta repetición, vayan por delante nuestras felicitaciones para el cocinero que debió encontrarse bien satisfecho por el éxito del potaje, siendo del gusto de todos y que en la olla no quedó absolutamente nada.
Una vez satisfecho el primer envite el
personal en su mayoría estimó ser necesario dar un paseo a través Senderos de la
Umbría y de la Tranquilidad y hacer ganas para la siguiente ronda de comida en
este caso el potaje, mientras tanto otros jugaban partida tras partida al juego
del dominó que nunca se acababa bajo la sombra de una gigante
encina.
También llegó la hora de ajustar cuestas y tocamos a once
euros por cabeza se pasó como es costumbre lista y todos puntualmente pagamos
los once euros que correspondió de la división resultante producido por el gasto
pronto surgiría la idea de hacer otro perol en el mes de mayo como despedida de
curso, con ánimo que, en vez de ir a comer a la feria y con el calor que
solemos pasar hacer esta comida en los Villares, más adelante se tratará este
tema con más detalle, pero de momento esto es lo que hay y se
dijo.
Entre copa y charla el coro de cantores
amenizó la mañana no cesando por un momento de entonar canciones de cuando
Fernando VII usaba camisón y un interminable letanía de canciones de la mili;
de estas el amigo Antonio Lorente tiene un repertorio bastante
abundante.
Llegó la hora de servir el potaje, nos
pusimos en fila como los soldados cuando están de campaña con el plato en mano y
Juan Gañán actuando en funciones de racionero este fue repartiendo hasta al que
le servían decía basta o levantaba la mano como diciendo ya
vale.
Nos sentamos en aquellas mesas formando
cuadrillas y allí tan ricamente degustamos el potaje,
Seguidamente llegó la hora del pastel
cordobés tarea un tanto complicada para conseguir veinte porciones guardando
similitud unas con otras al objeto que no existan quejas, somos muy golosos y
siempre solemos ir hacia el trozo más grande.
También llegó la hora de tomar un café de
pucherete y allí Félix con sus apaños los preparó a gusto del
consumidor.
Igualmente llegaría el momento que
consideramos de dar por finalizado el evento procediendo a la recogida de
sartenes, peroles y la célebre olla y como es consiguiente pasando por el
fregado y limpieza. en las inmediaciones del lugar existe una fuente con agua
destinado a este fin, aquí la máquina de fotos de Aurelio cogió al amigo
Antonio Espejo en una rara posición dando la sensación que hacia un número de
estriptis.
Una vez realizada la limpieza del lugar
cargamos los coches y a Córdoba y hasta otro día.
¡¡¡HASTA OTRA!!!
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