SENDERISTAS.-
Félix-A. Espejo.
El pasado martes día 19 concertamos para el jueves día 21 hacer un marchita desde Alcolea de Cbª a Cerro Muriano, para ello teníamos que desplazarnos en el Bus de las 7 h. al punto de origen desde donde todavía sin más luz que aquella que proyectaban los luceros del alba fuera con la que comenzamos nuestra caminante marcha a las 7,40 h.
Cruzamos el Puente Metálico sobre las vías del tren recordando los dichos del amigo Manolo Romero Vicioso que por aquellos decimonónicos años sesenta en la 15ª Unidad de Ferrocarriles, solía decir con mucha frecuencia cachondeo y retranca, en Alcolea un vagón sin techo es una batea.
Una vez cruzadas la carretera Nacional nº 4 y sus huertas adyacentes tomamos el arcén que nos conduciría en subida continua a la Barriada cuyo cartel indica llamarse EL ENCINAR.
Más adelante abandonamos terrenos urbanos con los claros del amanecer del nuevo día entrando hacia una amplia zona de dehesa donde nos aparece el primer cerramiento, una cancela en muy buen estado que indica llamarse LA TIERNA, está cerrada a cal y canto con un candado, se salva el obstáculo dando un rodeo y adelante por la vereda que toma el nombre de LAS PEDROCHEÑAS.
Por estos terrenos de dehesa corrían las piaras de cerditos de un lado para otro a mucha velocidad buscando las bellotas caídas en el suelo de los alcornocales, en este lugar nos detuvimos lo justo para tomar la pieza de fruta y alguna que otra foto, con brevedad reanudamos el camino y al momento surgió otra vaya, en esta ocasión no existía dificultad de paso porque estaba abierta siendo la entrada a otra finca cuyo nombre desconocemos, aquí otras veces surgió algún que otro dilema con el guarda, circunstancia por lo que optamos rodear toda la finca a través de una tela metálica que protege esta.
Mediante este rodeo retomamos la Vereda de las Pedrocheñas hacía las proximidades de las colas Pantano de Navallana, si bien hay que desviarse solo un poco para poder ver sus aguas y hacer alguna que otra foto pasamos de largo, aquí tenemos algunas que otras de archivo de otras ocasiones que nos ofrecen una clara idea de este bonito paisaje.
Camino adelante con suaves subidas y bajadas para detenernos sobre el Puente que salva el arroyo Guadalbarbo, este viene del término de Obejo, en este lugar el paisaje bien merece detenerse ante tanta soledad y quietud parar contemplar lo que a la vista se ofrece y echarle un vistazo al agua del arroyo que se ve correr entre junqueras y adelfas.
Los desvíos sin señalizar hacía izquierda y derecha son frecuentes en esta marcha que a veces suelen ser motivo de dudosa interpretación siendo susceptibles de producir algún error que otro, vaya de ejemplo el de La Alcaidia y el del Pantano Navallana, así como el de la Vereda del Gallo
Al llegar al desvío que permite entrar al lugar que lo de este grupo solemos llamar Sendero del Arroyo de Las Minillas descendimos hacía el pudiendo advertir en la hierba el blanco manto que había dejado la helada durante la nocturna noche, desde aquí dimos vista a la zona de la Armenta como preludio anunciador de estar muy próximo nuestro destino, cruzamos la vieja vaya y penúltima de las muchas que nos encontramos en este itinerario ya solo quedaba la de la zona de las minas.
La subida por la antigua zona minera es agotadora requiriendo preparación física y paciencia durante el ascenso a través de ella, estas minas son milenarias ya estaban en explotación bastante antes de la Imperial Roma, Sexto Mario fue uno de sus propietarios según nos cuenta la historia en tiempos del emperador Tiberio.
En otros tiempos a toda esta zona la chiquillería le llamaba en términos coloquiales como “Las Gachas Negras” a causa de los enormes montones de escorias existentes acumulados a lo largo de la historia, las últimas explotaciones mineras fueron de la firma COOPER COMPANY LTD.
Una vez arriba le hicimos una visita a la zona del Cerro de La Coja, se trata de un Mirador Natural ajardinado donde las vistas desde allí son esplendorosas sobre todo hacia aquello que fueron los lavaderos de mineral y aquel antiguo complejo minero y todas aquellas montañas que rodean al lugar.
Para terminar la marcha de hoy a las 12 h. le hicimos una visita al Centro de Mayores que los de este Grupo de
Caminantes de forma un tanto humorística le llamamos el DESGUACE, allí refrescamos los gaznates y Antonio Espejo sacó del zurrón un buen trozo de añejo queso que nos supo a Gloria con una rubia cerveza, viendo como los allí reunidos jugaban acaloradamente al dominó dando unas enormes voces y casi estrellando las fichas poniendo la mano hueca para que estas sonaran todavía mejor, no pudimos evitar hacer unas risas al ver aquel panorama; cuando llegó la hora Juan Ruiz Lopera al acercarse el día de su cumpleaños pagó la cuenta y en el autobús de las 13 h. regresamos a Córdoba.
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