Avrelivs-
J. Ruiz
J. Serna-A. Espejo
A. Rodríguez-J. Fernández.
HORA PREVISTA DE
SALIDA.-7,30
Para
realizar la ruta prevista de ayer nos dimos cita a las 7,30 h.
frente a la Glorieta de Chinales con ánimo de llegar hasta las ruinas
del viejo Cortijo de la Alcaidia,
lugar este que dista de Córdoba más de diez kilómetros entre sierra y
campiña, desde este lugar realizaríamos el regreso a través
de hipotéticas y desconocidas veredas
que en teoría aparecen en el GPS, salvo que existiera algún impedimento
que lo impidiera, como podrían ser
cerramientos, vallados, arroyos etc. ciertamente estas indicadas y
supuestas veredas nos deberían conducir a las inmediaciones
Santuario Virgen de Linares, de modo que
una vez más íbamos haciendo pruebas hacía
lo que salga, pero con la misma ilusión que aquel Zalacain el
Aventurero solía moverse hacia lo
desconocido a impulso de su afición a la aventura.
Con
luz nocturna y cuando ya empezaba a clarear el nuevo día fuimos
caminando a través de la Avenida de Blas Infante dejando a tras el
Barrio de Fátima y aquello
que en otra época fuera la cárcel de esta ciudad cordobesa, luego la
cerca de
Lagartijo, después terrenos de la Campiñuela Baja donde se dejaría ver
una y otra vez el
tren de cercanías destino Universidad de Rabanales proyectando la
locomotora sus potentes focos de gran intensidad luminosa.
Puente de Los Piconeros |
Son
terrenos de dehesa por los que vamos
caminando a través de la antigua calzada romana, en muchos tramos
todavía nos muestra
la desnudez de sus piedras, un desvío hacia la izquierda de donde vamos
caminando
permite hacerlo con dirección Cortijo de Navalagrulla y el Santuario
de Nuestra Señora de
Linares, seguimos rectos donde la tónica
del paisaje es de continua dehesa donde los toros y vacas están sueltos
y correteando
a su gusto, no son bravos ni mucho menos, por
aquí les solemos llamar coloquialmennte hablando a este tipo de
ganado con el apelativo de toros “Pajunos”, para distinguirlos de la
raza
bravía.
Llegó
la hora de detenerse a las 9,30 a tomar el refrigerio en una de aquellas
campas
donde tímidamente ya empieza a verdear
la nueva yerba tras los dieciocho litros de agua que nos ofreció la
lluvia de
días anteriores, mucho ha de llover todavía
para que estos campos se empapen y los arroyos vuelvan por sus fueros
con sus aguas alegres y cantarinas cuando se estrellan entre las
piedras, realizamos un par de fotos y
en marcha nuevamente a las 9,40 h. cuando ya empezaba a endurecerse el camino por lo elevado de su perfil.
Esta
sería la tónica hasta llegar al Cortijo de La Alcaidia, por estos
solitarios lares nos aparecería la primera cancela de las varias
existentes en este camino permitiendo el paso mediante apertura y cierre de un pasador al efecto y nueva foto
Cortijo de la Alcaidia en ruinas. |
. |
A
las 10 h. justas y cabales ya jadeantes por el
esfuerzo físico que supone la subida hasta llegar
hasta este lugar nos detuvimos con brevedad delante del ruinoso y decrépito
Caserón del Cortijo de la famosa y celebre Alcaidia, alguna que otra foto a la
antigua y desvencijada noria, los pozos
y aquellas decimonónicas pilas de lavar la ropa, hasta aquí todo nos fue muy fácil y conocido.
. |
A
partir de este lugar comenzaba el dilema y la aventura; ante las dudas
trazamos en aquel lugar un giro a la izquierda por una vereda que nos
llevaría a una cancela pero esta vez cerrada con candado, a estos
veteranos de caminos y soledades no se les ha resistido nada hasta el
momento, le buscamos la púa al trompo dando vueltas y revueltas
hasta entrar a una risueña y verde pradera, seguidamente
proseguimos el desconocido camino a través de un sendero que discurre
con fuerte bajada hacia un profundo barranco que
nos llevó hasta la misma orilla del arroyo Guadalbarbo, ahora había
que
vadear este y su escasa agua hacia la orilla opuesta donde supuestamente
estaría la
vereda de continuación.
Alguno no muy
conforme subió algo más arriba oteando el terreno entre cerros,
malezas, arboledas y boscajes dondo vista
a una vereda distinta, pronto dio el aviso a los demás y allá que
fuimos hacía ella siendo esta la que nos daría continuación en el camino
de regreso sin
necesidad de cruzar el arroyo Rabanales, estos solitarios parajes
son desconocidos al menos para nosotros los de este grupo de
caminantes, a veces las veredas están casi ocultas entre la
vegetación y a veces suelen ser verdaderos laberintos que confunden,
pero la sapiencia de unos y la inconformidad de otros puso remedio al
tema permitiendo tomar el camino certero que nos
llevaría después de mucho pasos y de continuos repechos, ahora de
subida y después de bajada a las cercanías Santuario de Virgen de
Linares siendo nuestra meta en apariencia la de hoy.
Santuario de Linares |
Todavía
quedaban algunos kilómetros por recorrer hasta llegar a Córdoba, a tras
dejamos el Cardador Sierra, desde
lejos le hicimos la foto el Arco de Triunfo que precede a la barriada de
Torreblanca, en aquellos momentos pasó un rebaño
de ovejas que no sabemos si eran churras o merinas dirigidas por un
simpático pastor curtido
por los soles, los fríos y los años que nos permitió sonriente le
hiciéramos una
foto, iba tirando de su borrico con claras evidencias de negarse a
seguir adelante, más bien parecía ser aquel borrico de la raza garañón
que otra cosa.
Una
ver pasado este lugar se dividió el Grupo en dos partes: tres
caminantes con dirección a la Avenida de Carlos III en busca de sus
respectivos domicilios y otros tres en
busca de las antiguas Canteras de Peñatejada situadas al norte de
Córdoba, se trata
de un yacimiento arqueológico de los que se extrajeron desde época
romana enormes
cantidades de calcarenitas para fabricar materiales de construcción, la
mayoría conoce estos
terrenos como las canteras de Asland, otra alternativa hubiese sido
regresar a través
del Puente de Hierro y el Barrio del Naranjo pero no fue así, lo cierto
que en torno a las 13,30
h. dimos por finalizada la marcha de hoy y cada cual a su
correspondiente barrio, habiendo pasado una magnifica mañana tomando el
aire de la sierra porque el sol solo quiso hacerlo a intermitencias y
con bastante timidez.
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