jueves, 22 de julio de 2010

DÍA 22 JULIO 2010-KMS. 19-CÓRDOBA-LAS MESAS O MESETAS BLANCAS Y REGRESO



(Senderistas 5) A la hora de emprender la marcha cinco fueron los senderistas que  acudimos al lugar de costumbre, determinando encaminarnos hacia LAS MESAS O MESETAS BLANCAS  a través del sendero veraniego del Arroyo Pedroches; cuando la meseta la tuvimos a la vista  desde abajo optamos por acometer la subida por la cara suroeste frente al barranco del Cortijo-Vaquería de Los Pradillos, para ello hubimos de cruzar el arroyo Pedroches para situarnos en un sendero zigzagueante  que progresivamente se va  endureciendo por muy empinada cuesta  hasta llegar a la primera altiplanicie o meseta.
 Al abrigo de la montaña   están las famosas cuevas,  allí nos detuvimos para contemplar aquella belleza que se ofrece ante la vista, tomar un respiro, beber agua y también hacer  PARADA Y FRUTA, mientras tanto hicimos comentarios de aquellos entornos muy óptimos por quedar sus cuevas al resguardo  de las inclemencias del tiempo,  en sus tiempos pudieron quedar al uso y refugio desde los hombres de la prehistoria hasta aquellos célebres de los tiempos del Lero, Pasos Largos,  Miguelito Caparrota, Juan de Serrallonga y otros serranos que acostumbraban a utilizar estos escondidos e inaccesibles lugares como lugares preferentes.        
 Cuando repusimos las fuerzas  hicimos  un escarceo por la cueva hasta introducirnos en su interior, poco es lo que se puede andar por ella, esta hace un giro a la derecha donde la luz diurna no penetra y la oscuridad impide dar un paso,  alguna vez tendremos que ir provistos de linternas para ver si es que tiene continuación,  seguidamente optamos por ascender a la siguiente altiplanicie salvando las dificultades  del monte bajo y los ramajes de tan extensa vegetación, una vez arriba  nos deleitamos ante la contemplación y belleza paisajística  hacía los cuatro puntos cardinales , aquí todo es pura naturaleza.  
 No hubo mucho tiempo para el recreo, ya que alguien tenia cita con el médico circunstancia  que nos impidió  detenernos más allá de lo que hubiésemos querido para haber olfateado todos los rincones como verdaderos “sabuesos” otra vez será, de modo  que ahora tocaba la bajada y para ganar tiempo lo hicimos casi por derecho “barranco abajo”, hasta tomar un sendero que nos puso nuevamente junto a una de las márgenes del arroyo Pedroches y prestos hacia casa que había prisa.          

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